Hoy en el día internacional por la paz, decretado por las naciones unidas desde hace 40 años, es para reflexionar sobre el cese a la violencia, al fuego y a la muerte; es para deponer las armas, para entender que por el camino de la violencia no se obtiene nada; es comprender que desde cada ser humano con su aporte de justicia y de verdad se puede construir la paz.

Dios nos ha bendecido con muchos talentos, con muchas habilidades y destrezas, para ser puestas en acción al servicio de la humanidad, para que se multipliquen, porque todo aquello que se pone al servicio del otro se multiplica, se hace fecundo, así como se multiplicaron los cinco panes y los dos peces, sev evidencia ese efecto maravilloso de que lo que se da con amor y por el bien común, siempre retorna de mejor manera.

Hoy, en el día internacional de la paz, la invitación es hacer el bien desde la realidad en que nos encontramos, si cada ser humano en cada lugar del mundo se compromete con un pequeño gesto de solidaridad y bien común, ésto hará que el mundo camine por el camino nuevo del amor, la justicia, la paz, la solidaridad y la liberación; si se ayuda a uno solo ya se está marcando la diferencia porque, quien ayuda a un ser humano ayuda a toda la humanidad.

Hoy, tenemos que cambiar ese círculo vicioso de la guerra, de la violencia, de la retaliación, de la venganza, del odio y cambiarlo por el círculo del bien obrar, pues solo haciendo el bien con sinceridad, con honestidad.

Y con solidaridad, podremos construir el verdadero espíritu de paz; sin olvidar, que no hay paz, sin cultura ciudadana como compromiso común, solidario y participativo para proteger y promover la dignidad del bien de todos, con disposición y cuidado, a la atención, a la compasión, a la reconciliación, a la recuperación al respeto y a la aceptación mutua sin ver las diferencias, éste será entonces, el camino privilegiado para construir la paz.

En muchos caminos del mundo hacen falta caminos de paz que lleven a cicatrizar las heridas, hoy se necesitan artesanos de paz dispuestos a generar procesos de sanación, de reencuentro y de perdón pues la paz y la violencia jamás podrán habitar juntas Que la bendición de Dios todo poderoso descienda sobre todos y los acompañe siempre. Amén.

Joselito Carreño Quiñones Obispo de Inírida.